domingo, 16 de diciembre de 2007

Soldadito de Plomo II



A decir verdad, el texto original del cuento del Soldadito de Plomo, de  Hans C. Anderson, tiene un final que resulta bastante cruel para los niños por lo que preferí esta adaptación de Susana Solane:

"El soldadito de plomo"




¿Cuántos regalos recibió el nene en el día de su cumpleaños! Le gustó especialmente la caja con soldaditos de plomo, que tenían uniformes muy coloridos y elegantes.
Cuando los miró bien, vio que uno de ellos tenía una pierna rota. ¿Qué pena! ¿Dónde lo podía ubicar? ¡Claro, junto a la pueta del Castillo!
Esa noche todos los juguetes que el niño había guardado, se despertaron y empezaron a jugar, a bailar y a dar volteretas. Solamente el soldadito estaba muy quieto, cuidando la entrada del castillo, entonces la vio... ¡Qué hermosa bailarina! - ¡Shhh! ¡Shhh! ¡Señorita!¿Quiere conversar conmigo?- le hubiera dicho.
pero el soldadito era muy tímido y se quedó callado.
Entonces... ¡Puf! ¿Qué horrible muñeco saltó de la caja!
-¡Buuu! ¿Te asusté? ¡Ja,ja,ja! Te vi contemplando a la bailarina. ¿Cómo te parece que una muñeca tan hermosa se va a fijar en sodado que ni siquiera puede desfilar? ¡Jua, jua!-
El soldadito sufrió en silencio la burla. Al otro día ocurrió la catástrofe. ¡Pum! ¡Pum! ¡Burrumbumbúm! Mientras el niño jugaba, una terrible ráfaga entró por la ventana y se llevó al soldadito volando.
Cayó varios pisos abajo y quedó patas arriba con el fusil clavado en una montaña de arena. Dos chicos los rescataron de allí , lo subieron a un barquito de papel y lo
 dejaron a la deriva en un caudaloso charco. ¡Fffff! ¡Ffffff! el viento empujaba al barco hasta que entró en un túnel.
¡Uhh.. Qué oscuro estaba allí!
Una rata sorprendida lo vio pasar, le preguntó quién era pero él permaneció en silencio y siguió navegando hasta llegar al río.  El barquito se rompió y el soldadito se hundió.
¡Glup!... ¡Glup!... ¡Cada vez estoy más lejos de mis amigos y de la linda bailarina!- pensaba el soldadito.
 De pronto, ¡Glup! se lo tragó un pez. Pero, al momento ¡Plaf, Plaf! el gran pez cayó en las redes de un pescador, y esa misma mañana el cocinero del niño lo compró en la pescadería, para preparar un rico plato.
¡Por fin libre! de regreso al cuarto de los juguetes la preciosa bailarina lo estaba esperando junto a la puerta del castillo.
Todos los juguetes celebraron con una gran fiesta el casamiento de la bailarina y el soldadito de plomo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Oye, me gusta tu trabajo.


utilicé una de las fotos de aquí para una entrada de blog, espero que agrade.

 
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